La mimesis de Marlov Barrios en el arte
Marlov Barrios (1980) se ha dedicado a investigar los procesos socio culturales de Guatemala a través del arte. Dibujar, pintar y esculpir heridas históricas que palpitan en su obra.
Admira a Goya, Carlos Mérida, Roberto Gonzáles Goyri y Efraín Recinos. Decidió honrarlos alejándose de ellos para crear un estilo propio. Quiere inscribir su nombre en la historia muralística del país. “Existe poco trabajo mural. Lo que se conoce es de los maestros del siglo pasado. Si yo quería iniciar a recuperar la tradición mural, tenía que distanciarme de ellos”.
Estudió arquitectura en la Universidad de San Carlos de Guatemala, ahí inició de manera formal su incursión por el arte, y dónde conoció a Erick Menchú y Plinio Villagrán para formar el grupo La Torana en el año 2000. Luego se unieron Josué Romero y Norman Morales.
Estudió grabado en la Escuela de pintura, escultura y grabado “La Esmeralda”, México, y fue cofundador del Taller Experimental de Gráfica de Guatemala.

Exposición El Eco y la Avalancha. Foto: Diego Silva
Toda su exploración artística se origina significativamente en dos episodios cruciales: antes de iniciar con la pintura estudió marimba. Y, por otro lado, sus raíces. “Mi familia materna, de origen indígena, proviene de Sacapulas, Quiché. Mi abuelo paterno es de Escuintla e hijo de emigrantes chinos. De estos lazos surge mi deseo de realizar a través de mi obra un comentario sobre la condición de mestizaje, llevándome a otras vertientes como la antropología”.
La médula de su trabajo nace precisamente de revisar los procesos históricos culturales que se regeneran y están en constante resignificación. Ahí su afán, su deseo de relacionarse con los símbolos.
El arte, para investigar el pasado y el presente
“Dedicarnos a investigar las circunstancias político sociales y culturales de Guatemala es una obligación, nosotros (los artistas) somos un filtro, un codificador para realizar un comentario a través de nuestra labor”.
Marlov, no se limitó únicamente a las influencias dentro del campo de las artes plásticas, también lo ha sido el cine de Federico Fellini o Luis Buñuel. Las ciencias sociales, la música y literatura. “Leer la musicalidad del lenguaje de Miguel Ángel Asturias es excitante para mi trabajo; leer también a Luis Cardoza y Aragón. Incluso, me nutro de tres momentos históricos: prehispánico, colonial y digital para crear mi obra en diálogo con Guatemala”.
Esa inquietud la tuvo desde niño. Cuestionarse y responderse desde lo visual. Construyendo su interés en corrientes que “no se les valora como una voz cultural, sino como una circunstancia menor”, el arte popular, calificativo que rechaza al considerar que disminuye el mérito de prácticas artísticas y culturales que no ostentan el poder económico y hegemonía cultural. Es ante todo una expresión que está “regenerándose en constante mimesis”, dice.
Creció en las periferias de la ciudad, en la colonia Florida, Belén y Pablo Sexto en las orillas de Mixco. Ahí vio a sus amigos vincularse con maras y meterse en problemas. Unos están presos y a otros los mataron. Un paisaje urbano violento, animal, que también está presente en su obra artística.
¿Cómo la violencia, el arte popular, y la historia condensan tu estética visual?
Estamos viviendo una violencia que viene del racismo, el clasismo, la pobreza y explotación, provocando un terreno fértil para las pandillas y el narcotráfico en un país con tanta desigualdad que motiva las migraciones hacia Estados Unidos, y que van generando otra cultura, otros símbolos que hace 20 años no conocíamos. Es la tradición visual de un pueblo que va generando una manera de relacionarse con su circunstancia, creando una estética visual transcultural, más que popular, a partir de una población latinoamericana que no ostenta la hegemonía cultural, pero, que tiene elementos identitarios fuertes con un simbolismo que escapa del conocimiento y valoración de otro sector de la población eminentemente occidentalizada, que lo percibe como una manifestación cultural irrelevante.
Por eso mi trabajo se acerca a estas manifestaciones y a toda la tradición cultural guatemalteca.
¿Un diálogo desde lo contemporáneo?
Cuando se habla de lo contemporáneo en el arte, lo contemporáneo como la actualidad del pensamiento y circunstancia del individuo en su sociedad, no lo hace ningún medio digital o efímero. Lo hace el deseo, la investigación, pretensión e inspiración de una persona de relacionarse con los símbolos de su presente al tratar de desentrañar y desmitificar, en cierto sentido, paradigmas que vienen como un lastre que en el presente posiblemente no tienen ningún valor, o que lo tienen más amplio.
En ese contexto, Marlov dedica más tiempo a pensar, estudiar y leer que a crear físicamente sus obras. Encuentra dificultad en la parte conceptual. Escribe, dibuja, hace bocetos, luego decide cómo va a desarrollar cada uno de sus proyectos.
“No me considero un pintor, escultor o artista con una técnica específica, sí un investigador que utiliza diferentes dispositivos y medios para articular y darle corporeidad o sentido simbólico y contextual a mis inquietudes”.
El mural es un habitáculo
Axis Orbi (Eje del cosmos) es un mural que realizó en un parqueo privado. Su significado, ser un diálogo entre el mundo moderno y antiguo sobre el origen del mundo.
Hace un año inició otra gran obra aún en desarrollo. Pretende ser un mural monumental.

Parte del mural “Estación transparente del deseo”. Foto: Diego Silva/Azacuán
Ubicado en la casa del ingeniero Carlos Raúl Montes, en la periferia de la ciudad, el proyecto de integración de arquitectura y mural llamada Estación transparente del deseo, es una serie de murales en mosaico que condensa la esencia de la expresión artística de Barrios.
Él asegura que “el arte siempre ha sido una manifestación disidente, subversiva porque nunca se ha plegado a las voces hegemónicas, siempre brotan otros discursos que van generando nuevas sensibilidades”.
Éste mural pretende ser esa disidencia. Quiere apelar a la poesía, con una visión crítica del ser humano. “La obra tiene su génesis en la tradición visual de Guatemala que proviene de los pueblos originarios, la gráfica de los símbolos clásicos, pre clásicos y posclásicos de lo maya, de la cultura mexica, de las culturas sudamericanas. Toda esa gráfica es importante para mí fusionarla con el arte del siglo XX y el mundo contemporáneo”.
Colores, imágenes sobre símbolos que emergen de las redes sociales como una post producción de nosotros mismos, entonces “esta obra es una post producción, una resignificación, una mimesis de los símbolos contemporáneos, agresivos de una imagen sobre los diferentes taludes de nuestra historia. Del proceso de colonización, mestizaje, y la herencia que tenemos de los pueblos originarios”.

Casa donde realiza un mural a gran escala. Foto: Diego Silva/Azacuán
Imágenes como la serpiente emplumada, el Dios de la lluvia, el Dios del maíz, los mascarones de Tikal simultáneamente expuestos con elementos gráficos contemporáneos; transfiguraciones iconográficas de murales que fraccionan tres elementos importantes para Marlov: la herencia prehispánica, el barroco colonial y la era tecnológica.
“El trasfondo de esta obra es ese deseo de conquista que el ser humano ha tenido latentemente en todo su desarrollo cultural y decadencia”.
Con la ayuda de asistentes que van creando bajo su dirección, los materiales que se utilizan, fue integrando imágenes que tienen como esencia señalar al ser humano máquina, a Ícaro sobre los mitos y la tradición oral guatemalteca.
¿El mural también es una protesta?
Vivimos en una época confusa, de extremada inmediatez y consumo, muchas de las expresiones culturales y artísticas han ido sufriendo esa degradación como reflejo de la circunstancia decadente del cual somos presa en el presente. El mural, y otras expresiones alrededor del mundo, es una especie de defensa y reivindicación de entender de otra manera la sensibilidad de nuestras diferencias desde el arte, no para definirnos.

Marlov Barrios realizando los diseños del mural “Estación transparente del deseo”. Foto: Diego Silva/Azacuán
El eco y la avalancha
Durante veinte años ha explorado las heridas históricas de Guatemala desde la pintura, la escultura y el mural. Fundiendo su obra artística en lo prehispánico, lo colonial, la cultura occidental, lo urbano, la imagen digital, pasando por los superhéroes y el anime japones. Siempre, con una visión crítica hacia la sociedad.
El año pasado, en el antiguo edificio de correos expuso El eco y la avalancha, un recorrido de dos décadas como artista. No eran solo sus más de 100 obras que incluían bocetos, dibujos, pinturas, revistas, esculturas e instalación, era una revisión por su historia, su médula, la sonoridad del eco y la avalancha sobre la geografía de territorios sutiles, poéticos y políticos en el cual desarrolla su trabajo. Un tramo sobre la llanura de sus preocupaciones que ha registrado a lo largo del tiempo.
Reflejo de ello era el mural efímero coloso que pertenece a la serie Gloria oscura que inició a desarrollar en el 2009 y presentó en la 19 Bienal de arte Paiz. Una caverna de elementos gráficos, ritos, tradiciones y manifestaciones políticas y culturales contemporáneas.
Esa misma condición la ha manifestado en sus esculturas. La Transfiguración de Kukulkan, “encierra las circunstancias sociales del país” en una marimba de espinas, que surge desde la simbología del instrumento, confrontándolo con el significado de la ceiba en la cosmovisión maya, y, por otro lado, su irradiación en el cristianismo, utilizándolos como elementos para problematizarlos con el presente a través de un mecapal.

Transfiguración de Kukulkan. Foto: Diego Silva/Azacuán
“Me interesa problematizar ciertos momentos de la circunstancia social de Guatemala. Momentos históricos que cambiaron nuestra manera de relacionarnos. En ese sentido pienso que el arte también es política no partidista. Todo arte debe de aspirar a ser un testimonio, un comentario y reflexión del tiempo con el presente”.
La obra de Barrios en Francia
Actualmente fue invitado para exponer en la sexta edición de la semana de América Latina y del Caribe que se desarrollará en la Casa de América Latina, en París, Francia, bajo la curaduría de Christina Chirouze Montenegro.
“Presentaré una serie de obra gráfica y dibujos que estarán en contexto de una mural que realizaré en una sala de la exposición. También presentaré una serie de esculturas, acuarelas y piezas tridimensionales”.
La muestra, Mimesis, “habla de la capacidad del ser humano para adaptarse o ser disidente de las circunstancias sociales y culturales del tiempo común que le tocó vivir”. La muestra se inaugura el próximo 23 de mayo y finaliza el 8 de junio.
Paralelamente a la exposición, presentará su primer libro de poemas, Espectros, editado por Ediciones Bizarras.