El Mundo Bizarro de Simón Pedroza
En octubre de 1996, antes de la firma de los Acuerdos de Paz, un grupo de artistas y escritores alquiló una casa que estuvo ubicada en la 10a. avenida y 3a. calle del Centro Histórico de la ciudad de Guatemala. El proyecto “laboratorio-taller-habitacional” se llamó Casa Bizarra. Un espacio para crear y sembrar arte.
Una generación urbana que buscó en el arte, una forma de expresión urgente. Para hablar y dejar de manifiesto cómo recibían una herida que estaban dispuestos a seguirla llevando, alzando la voz desde el arte.
“Según cuentan, allí se reunían Simón Pedroza, Javier Payeras, Emily Hassell, Pablo Robledo, Francisco Toralla, José Osorio, Daniela e Itziar Sagone, Yasmín Hage, y los miembros de los grupos de rock del momento: La Tona y Bohemia Suburbana, entre otros. Un grupo bastante ecléctico que tenía por nombre: Casa Bizarra. Sus actividades: lecturas de poesía todos los jueves: “Sala del suicidio mental” y “Malas noticias para pequeñas sociedades”. De allí salieron también las primeras publicaciones de Mundo bizarro. Ediciones artesanales como el fanzine Pastel de moscas, el Poema Bizarro de Simón Pedroza, Ausencia es ¼ vacío de Javier Payeras, Automática 9 mm, y la publicación colectiva de Terrorismo moral y ético, entre otros. Así empezaba la movida cultural en la ciudad”, escribió la poeta y narradora Vania Vargas, en un reportaje llamado Ellos, la posguerra… publicado (abril 2013) en la revista Luna Park.
En 1998 se cierra Casa Bizarra. En ese contexto, Simón Pedroza (1971), editor y poeta escribió el poemario Bizarro, poema en sucio, libro con el que nace y funda junto a Javier Payeras la editorial artesanal Mundo Bizarro que este año cumple dos décadas. Meses después publica el libro Ausencia es un cuarto vacío de Javier Payeras, y Automicidio Semántico de Mynor Contragón, Antonio Jueves, Pablo Bromo y Alejandro Marré. Poema Bizarro es uno de los poemas emblemáticos de una generación “Posguerra”
Poema Bizarro
(Fragmento) -Simón Pedroza.
El espacio metálico del azul mundo bizarro
se decide a bailar bajo la tormenta de la risa
en medio de tanto cristal roto
por los silencios circunstanciales
los colosos no acostumbran reír más bien lloran
pero mírame mírame bien
me tiembla la saliva con solo decirte
que tengo la sangre enferma
cuántos años dices que tienes?
nada es suficiente no pasa nada
necesito decirte que lo que pasa es que estoy enfermo
estoy sordo y mudo
pero algunos ruidos me atormentan.
Han pasado una cantidad de poemas, libretas, apuntes, dibujos, libros, ideas, silencios y momentos en blanco. Periodos de lejanía para que su existencia sea eterna. Un recuerdo. Parte de una histórica convulsa donde la misma editorial tuvo un periodo en la que no editó ejemplares.
Ocurre que son momentos en que los grupos se forman, desintegran y dispersan para volverse a reagrupar. Así la editorial ha transcurrido en una constante transformación durante 20 años. Proyectos literarios que reflejan una época, siendo la más importante para Pedroza, el inicio y la actual.
“La idea es mantenernos autónomos, vivir produciendo, creando. Es el único leitmotiv de la editorial. Ser siempre como un espacio de soporte para escritores emergentes”, dice Pedroza.
El modelo de creación de la editorial pasa por procesos y filtros que se elaboran de forma artística, buscando la complicidad con el lector. El surgimiento de Ediciones Mundo Bizarro, coincidió con Editorial X que unos años antes ya lanzaba una revista de literatura llamada Anónima. Eran un grupo de estudiantes universitarios de filosofía de la Universidad Rafael Landivar. Estuardo Prado se encargaba de las publicaciones. Cuando Ediciones Bizarras inicia, Editorial X publica el libro La Estética del dolor de Estuardo Prado y una antología de poesía, Las hijas de Shakti.
“Nos tocó vivir todavía una Guatemala en conflicto. Los espacios estaban diezmados y eran pocos. La población artística había sido asesinada, desaparecida y dispersada. Teníamos referentes pero también los teníamos que buscar. Cuando nos esteramos que había un escritor que hacía sus libros, nos preguntábamos ¿Dónde está?. Roberto Monzón ya había muerto y él siempre fue para mí una carencia, una ausencia, un vacío.
Mis primeros libros se llamaron Anotaciones de un poeta ausente inspirados en un poeta desaparecido. Era un reflejo de lo que estaba ausente. Sergio Valdez Pedroni (cineasta), hizo un registro importante de esa época. Escribía una columna en un medio escrito donde salió a luz lo que estábamos haciendo. Por eso fue importante dejar la Casa Bizarra como un espacio físico, para abordar el espacio publico, incidir en la calle. Las personas, por la idea que se tiene de que los artistas están en un Olimpo no entran a las galerías donde se realizan los eventos, y decidimos hacer actividades en la calle.
Eso fue parte de nuestro ejercicio, abordar el espacio público sin tener que estar pidiendo permiso, que es lo que se ve ahora con la municipalidad que ha ido cooptando los espacios públicos. No se puede hacer prácticamente nada sin tener un permiso a expensas de que te roben las ideas y las gestiones”, señala.
El ambiente, la atmósfera y estructura de la poesía es lo que ha llevado a Pedroza a ser polifacético para encontrar en el lenguaje y la imagen, libros objeto que narrativamente serían imposibles de publicar. Libros con collage. Escáner de los cuadernos que se llevan a todos lados, diarios donde se anotan, dibuja y en ellos se llevan detalles que se recogen en cualquier calle para formar parte de un poema.
Textos, vivencias, experiencias que la han hecho una editorial de culto, a pesar de la negativa de su fundador por etiquetarla de esa forma. Prefiere decir que la editorial es un proyecto de referencia, que puede tener una apreciación y valor artístico en los libros que producen.