Marlov Barrios expone en Francia la muestra Mimesis, que representa el mundo prehispánico, colonial y contemporáneo de Guatemala.
“El arte tiene la obligación de acercarse a todos los extractos sociales”.
El 23 de mayo el artista Marlov Barrios exponía por primera vez en París, Francia. Un día después Cesar Díaz, recibió en el Festival de Cannes La cámara de oro por la película Nuestras Madres. Ambos hablando de memoria histórica, Díaz desde el conflicto armado y Barrios desde qué causó la guerra y sus consecuencias.
“Mi exposición coincidió con el reconocimiento de César Díaz. Sucesos sin que sean un esfuerzo institucional a nivel guatemalteco, pero, sí un reconcomiendo de instancias fuera de Guatemala interesadas en la producción artística y cultural del país. Existe mucha expectativa en las historias de Centroamérica contadas a atreves del arte”, dice Marlov.
Mimesis se inauguró en la Maison de l’Amérique Latine en el marco de la 6ª edición de la Semana de América Latina y el Caribe, en la que también expuso el artista panameño Davis Solís con la muestra Lisières / Linderos. Ante el éxito los organizadores decidieron extender hasta septiembre la permanencia de la exposición, que estaba inicialmente prevista para concluir el pasado 24 de julio.
La curadora franco-guatemalteca Christina Chirouze Montenegro ve dos visiones inspiradas en el país de origen, “Marlov con la idiosincrasia de Guatemala, y David conectado con Panamá a través de sus repersentaciones de bosques primarios. Ambos, un puente entre los dos extremos de Centroamérica y con Francia a través del Océano Atlántico”, dice.
Una de las obras que impactó al publico francés y latinoamericano fue la intervención in situ en los muros de la sala Asturias (nombre en honor al escritor guatemalteco y premio nobel de literatura Miguel Ángel Asturias). La obra genera una reflexión sobre la huella del mimetismo en la naturaleza, las relaciones sociales y la historia del arte.
Tu obra reflexiona sobre procesos sociales y culturales, y justamente expones fuera de Guatemala en un momento en que el país continúa una crisis política, ¿Cuál fue la recepción de tu obra en ese sentido?
París es un foco importante para el mundo occidental y latinoamericano. Es estimulante llevar mi reflexión sobre la realidad de Guatemala y sus problemas políticos sociales y económicos traducidos desde las artes visuales.
Los guatemaltecos y centroamericanos estamos viviendo un proceso democrático frágil, y que al mismo tiempo existe una reivindicación de los derechos humanos y las luchas sociales. Nuestra generación y su arte tienen mucho que decirle al mundo. Francia va hacia otras perspectivas, y mostrarles una distinta desde un país como el nuestro es de gran impacto. Mi obra es un lenguaje, una manera de enunciarse con mucha fuerza a nivel simbólico y contextual, y fue recibida positivamente.
Además de las esculturas, los dibujos y acuarelas hay un gran mural. Una obra cargada de símbolos y graficas culturales de Guatemala fusionadas con imágenes del mundo contemporáneo.
El mural lleva el nombre de la exposición, Mimesis. Representa tres momentos que están activos en la cultura guatemalteca y latinoamericana. Hace latente la reconfiguración y vigencia de un pasado prehispánico activo en el presente. Abordo el proceso de mestizaje y, la condición de neocolonialismo. Y utilizo elementos gráficos visuales que representan el mundo contemporáneo tecnológico, haciendo referencia a la tradición visual de los dibujos animados y las épicas militares de Japón y Estados Unidos, dos imperios que dentro de su gráfica manifiestan una simbología de alienación y de manifestación de poderío económico militar, representado en los vídeo juegos y dibujos animados que han bombardeado el mundo contemporáneo.
Todos estos elementos están activos en países como Guatemala. Mimesis es un camuflaje, la yuxtaposición y la ficción de múltiples identidades activas en el presente de Latinoamérica, específicamente en Guatemala.
En ese sentido, Christina Chirouze Montenegro afirma que Mimesis fue pensada como un templo. “Líneas desenlazadas que se van comiendo el espacio para formar el mundo de Marlov. A medida que uno se acerca al mural se observa como las líneas se interconectan y forman figuras y símbolos que se cruzan con rostros, manos, robots con alas y dos esculturas: Nodriza y Prolongación. La primera es el templo de Chichén Itzá que está colocado encima del edificio del Pentágono de Washington, y Prolongación es el Edificio Chrysler de Nueva York sobre el templo el Gran jaguar. Una de las interpretaciones posibles es la referencia a una práctica común de los Conquistadores en América: edificar iglesias encima de templos mayas, para marcar la dominación dela nueva Fe. Épocas contrapuestas. El mundo prehispánico, el barroco y el actual”.
En la sala de la exposición hay esculturas y acuarelas que son acompañados siempre por partes desintegradas del mural, que para Marlov son cruciales.
¿Elementos que de alguna forma hablan del pasado sociopolítico de Guatemala?
La lluvia de bananos, sombreros y aviones están en los paneles de la exposición. El mural lo veo como una épica de múltiples símbolos de la historia que se fusionan y chocan entre sí.
Vemos el pentágono estadunidense como símbolo de poder militar y, un templo maya sobre él como una reivindicación simbólica. Como referencia histórica están los bananos, símbolos latentes en la política social cultural de Guatemala que motivó la expulsión del expresidente de Guatemala Jacobo Árbenz Guzmán por querer expropiar a la United Fruit Company y que Estados Unidos colocó en su lugar, a un presidente que respondió a sus intereses. Por eso la lluvia de los bananos, y la lluvia de los sombreros que hacen referencia al trabajo de campo. La lluvia de los machetes, símbolo de las luchas revolucionarias y de la emancipación de los pueblos que continúan siendo discriminados y explotados. A los lejos, los aviones como aves invasoras.
Creo en que el arte tiene la capacidad y obligación de acercarse a todos los extractos sociales. El artista se debe a su contexto y su obra debe de llegar de alguna manera a ser sensible. Es una necesidad para entender la historia de un país y no repetirla.
DAVID SOLÍS
David Solís nació en Ciudad de Panamá en 1953. Su exposición Lisières / Linderos reúne unas 50 obras (2008-2018) en las cuales la naturaleza toma un espacio casi exclusivo, y donde la impronta humana no se lee más que en entre líneas. A sus bosques característicos, se unen horizontes extensos, naturalezas muertas, semi-vanidades o extraños peces.
El artista panameño reside en Francia desde los años setentas. Estudió arquitectura en Panamá. Se especializó en grabado y ganó una beca de estudios a una escuela nacional de arte en Marsella, donde descubrió la vida de artista en Francia.
“Vive cerca del mar y el Atlántico es parte de su identidad y de su vida. Pinta muchos bosques que parecen centinelas, una apariencia fantasmagórica. Ramas que van al cielo. Generalmente, sus cuadros están estructurados con tres espacios horizontales: uno en la parte inferior del cuadro (agua, “vacío”, borde de la mesa o malecón,) uno en el centro, siempre el más amplio, y otro en la parte superior del cuadro, que a menudo representa el cielo o el horizonte. Esos bosques primarios sin ningún ser humano. Nunca trabaja en la naturaleza, sólo con su memoria. Es una obra de gran calidad plástica, particularmente anclada en la tradición académica”, dice la curadora.
La exposición se realizó gracias a la invitación de la casa de América Latina en París, que fue fundada en 1946, precisamente para esto, fortalecer y desarrollar relaciones e intercambios entre Francia y Latinoamérica.
La encargada de la curaduría fue Christina Chirouze Montenegro, y la directora cultural de la institución, Anne Husson que aprobó su participación. Marlov también contó con el apoyo de la embajada de Francia en Guatemala. La muestra estará abierta al público hasta el 21 de septiembre.
Christina Chirouze Montenegro
Llegó a Francia en 1996 junto con su familia. Su mamá, Gloria Montenegro de Chirouse fue embajadora de Guatemala en Francia. Christina estudió una licenciatura en Gestión de proyectos culturales en La Sorbonne Nouvelle, y tiene una maestría en Estudios Latinoamericanos (Universidad de Salamanca, España, 2011), especializándose en arte centroamericano moderno y contemporáneo. Su tesis Expresiones artísticas actuales para la memoria colectiva: el caso de Guatemala post-conflicto (1996-2011), fue publicada por las Ediciones Lharmattan (París, 2013).
“Tengo una gran pasión por la historia, la sociología, las ciencias sociales me encantan. Cada vez que voy a Guatemala – por temporadas más o menos largas – se renueva mi interés en la escena artística contemporánea. Desde entonces soy directora artística en La Caféothèque, un café cultural que fundamos con mi mamá en 2005. Ahí he montado unas 60 exposiciones, de artistas franceses y de países productores. También una exposición para los diez años del Taller Experimental de Gráfica de Guatemala TEGG; una exposición con la Fototeca, y, a través de AcÁ, con artistas de Honduras, Panamá, El Salvador, Costa Rica”.

Anne Husson , Marlov Barrios y Christina Chirouze Montenegro.
A lo largo de los años, Christina se dio cuenta que el arte de Centroamérica tiene muy poca representación, así decidió crear la asociación centroamericana de París (AcÁ), “hemos organizado alrededor de diez exposiciones, varias proyecciones de películas, conciertos, lecturas, y las famosas pupuseadas en las que se encuentra la comunidad centroamericana de París”.
Fue a proponer su trabajo de curadora a diferentes espacios, “y tuve la suerte de que la casa de América latina me contactó para realizar la exposición de David Solís. Me dieron carta blanca para una exposición en la Sala Asturias, y así fue como surgió Mimesis, con la maravillosa obra de Marlov Barrios”.
En febrero de 2019, organizó “Blanco & Fuego”, festival de porcelana de Limoges en Guatemala. Es presidenta y fundadora de la asociación AcÁ París que promueve la promoción cultural de Centroamérica en Francia.