El viajero, el vagabundo, el paseante, el peregrino, el emigrante, el exiliado, el expatriado, trazan sus recorridos temporales o permanentes en medio de geografías que le son opuestas e irreconocibles, le descolocan los lenguajes ajenos, los objetos y rostros desconocidos.

Foto: Andrés Asturias.
El emigrante experimenta esa complejidad de situaciones. Como consecuencia directa, está sujeto a una crisis permanente y aderezada por razones políticas, sociales o culturales. Para menguar esa disociación el emigrante ha de establecer un vínculo con el espacio, ya sea el que abandona, el que ha de recorrer, el que ansía o al que ha de llegar. Esta toma de conciencia espacial le ayuda a protegerse de esa constante mirada de los otros, en quienes despierta tolerancia o sospecha hostilidad.
El viaje del migrante también define un tránsito existencial, un extravió individual y social. No trata de refugiarse si no de extraviarse en el tiempo, lo que hace del mismo viaje una metáfora del olvido, de la “necesidad móvil”, de la búsqueda de un nuevo lugar al que llamará “hogar”. Y que perdurará bajo una forma idealizada, que evoca la posibilidad del retorno al territorio que se añora: la tierra de los padres o los abuelos, un lugar imaginado o heredado a través de fotografías. Reconstruido a través de objetos y souvenirs traídos por los familiares en mochilas mínimas.

Foto: Andrés Asturias
Estudios del fracaso medidos en tiempo y espacio es una narración no secuencial, de un viaje en el cual nunca se consigue aterrizar. Estos estudios -tomados de dibujos de Priet Mondrian- sugieren un recorrido inútil, como lo fue el proyecto de la modernidad. Sugieren una brújula descompuesta sin norte ni sur, que ha de direccionarnos a través de tiempos y espacios múltiples, contradictorios e imposibles. A lugares sin reposo.

Foto: Andrés Asturias.
Estudios del fracaso medidos en tiempo y espacio (2008), es el nombre de la obra del artista maya-kaqchikel, Ángel Poyón (1976) originario del municipio de San Juan Comalapa, Chimaltenango.
Compuesta por siete relojes, propone a través del arte una reflexión sobre las complejidades del emigrante, el expatriado, el viajero. Ángel junto a su hermano Fernando son de los artistas más importante de su generación.
2008
Texto: Ángel Poyón.
Colección: Hugo Quinto y Juan Pablo Lojo.
Fotografías: Andrés Asturias.