Una parte de Aguacatán quedó grabada en el corazón del grupo de poetas que visitó el municipio, para su VI Festival Internacional de Poesía. Ojalá que esta breve crónica personal deje ver, aunque sea un poco, la enorme gratitud con el festival, con Rudy Gómez y, sobre todo, con el pueblo de Aguacatán, que ha propiciado las condiciones para que este festival exista y sea maravilloso año con año.

Rudy Gómez, poeta y fundador del Festival de Poesía de Aguacatán. Foto: Carlos Gerardo.
El festival se inauguró el miércoles 24 de julio, con un acto protocolario en la ciudad de Guatemala y una lectura en el Palacio Nacional organizados por el poeta Enrique Noriega. Almorzamos juntos ese día, luego de la lectura. La conversación del almuerzo estuvo aún muy cerrada por la cortesía y la timidez de curiosidades nuevas. Llegamos a Aguacatán a eso de las nueve de la noche. La hora nos introdujo en el frío que nos acompañaría, pero no nos permitió ver el paisaje aguacateco que descubrimos al día siguiente. Sin embargo, el hermoso trayecto de Occidente nos acompañó ese primer atardecer.
Pasamos la cumbre de Alaska entre las nubes, justo cuando el sol se ponía, y a lo mejor fue la magia de ese paisaje la que inauguró una transición que poco a poco nos tocó por primera vez. Fue a partir de ahí que el tiempo comenzó a caminar en otros ritmos, rápidos para el corazón pero lentos y minuciosos para los aprendizajes. Durante los días que pasamos en Aguacatán, ubicado en el departamento de Huhuetengango, transcurrieron varios años en una breve pausa, fue una interrupción del tiempo en nuestras vidas.

Foto: Carlos Gerardo.
Cada lectura fue acompañada por un montón de corazón, por un gesto de amor. En cada estación, los anfitriones nos obsequiaban una nueva sorpresa traducida en objetos, comida, sonrisas, fotografías. Una parte de Aguacatán regresó conmigo a la ciudad, y estoy seguro de que también la atesoran en cada uno de los países que han participado en el festival a lo largo de su historia. Porque se enchinaba la piel de ver a tantas personas, que ponían a la poesía en una posición tan estimable. No era por nosotros por quienes estaban ellos ahí. Era por la poesía, y eso me llenaba más. Por esa sana costumbre de darle a la palabra el lugar que le corresponde.
El FIPA comenzó a realizarse en el municipio en 2014, gracias al entusiasmo del poeta Rudy Gómez, quien es el principal gestor a quien le debemos que anualmente se celebre esta fiesta para la palabra, el diálogo, la vida y la poesía. Junto con Rudy, un grupo de artistas y gestores locales acuerpa anualmente el evento. Entre ellos, Jaime Mejía, Óscar Palacios, Valentín Méndez, Jr Herrera y una gran cantidad de personas, profesoras y profesores de los establecimientos educativos, estudiantes universitarios y artistas locales.

Foto: Carlos Gerardo.
En su VI edición, el FIPA estuvo dedicado a Gaia y a los defensores del planeta Tierra, bajo la consigna de “¡Somos el planeta!”. Una de las experiencias más valiosas fue ver a jóvenes y adolescentes afirmar, con pleno convencimiento, que están dispuestos a hacer todo lo que esté en sus manos para salvar el planeta. El festival se trata de una de las actividades importantes del municipio, y proponer ese tipo de objetivos para despertar la conciencia le concede una incidencia valiosa en lo social. Además de todo lo que nos dejó el festival, estoy seguro de que con estos gestos también nos dejó esperanza: una enseñanza invaluable que a veces olvidamos, pero que las generaciones más jóvenes siempre nos recuerdan.
Al festival tuvo una diversa representación de poetas de diferentes países. De Colombia, Tallulah Flores Prieto; de Argentina, Marta Cwielong y Claudia Baldoni; de Puerto Rico, Kristina Plaza, Nelmaries Medina, Carlos Colón y José Ernesto Delgado; de Costa Rica, Francisco Mata Ulloa; de El Salvador, Jorge López; de Irán y Estados Unidos, Ghazal Ghazi y de Guatemala, Carolina Pineda, Beatriz Sánchez, Hugo Cardona Castillo (que es originario del municipio de Aguacatán), y yo. Además, conforme el festival se desarrollaba, se sumaron los poetas José Aguilar, Gustavo García y Rodolfo Villatoro. También acompañaron las actividades artistas de otras disciplinas, como Jaime Mejía, Óscar Palacios, Valentín Méndez, Margarito Batén, Marilinda Guerrero, Vicky Rodríguez Raymundo, entre muchas personas más.
El festival concluyó, como siempre, con una emotiva despedida. Con abrazos, con risas, con la certeza de amistades nuevas. Aunque no sé si sea posible que haya concluido del todo. De alguna manera, Aguacatán se queda operando en nuestros corazones, motivando proyectos nuevos y dándole nuevas energías la poesía, que hemos concebido como nuestra ruta. Por eso, reitero mi agradecimiento por tantos regalos, por tantas amistades y gestos maravillosos que nos obsequiaron. Deseo que el festival tenga una vida larga, que sigan visitando el municipio poetas de diferentes lugares para inundar de lecturas sus calles, para entablar un diálogo desde ahí con la poesía del mundo. Deseo que Aguacatán continúe siendo Aguacatán, en todos los sentidos.
Texto y fotos: Carlos Gerardo González.