Lou Aguilar González es Fotógrafa, video editora, barista y ocasionalmente caminadora de perros. Trabajos que ha realizado para sobrevivir en New York.
Pero ha coordinado el equipo de foto para DOC NYC, el festival de documentales más grande de Estados Unidos, y ha participado como fotógrafa en otros festivales como ADFF Arquitecture and Desing Film Festival, y Split Screens festival de series de televisión. Es cinematógrafa de “Names Not Numbers”, organización que cada año, junto con escuelas judías alrededor de New York, realiza un documental acerca de sobrevivientes del holocausto y sus historias.
El siguiente trabajo de fotografía documental lo realizó durante tres días sobre la vida laboral de un inmigrante guatemalteco, Don Alberto, que aceptó ser fotografiado. Este es parte de ese trabajo que Lou documentó.
ALBERTO, 13 HORAS AL DÍA COMO “DELIVERY BOY”
Esta es solo una parte de la historia de “Don” Alberto en la gran manzana (New York, Estados Unidos). Creí al conocerlo que era una persona con más de 35 años de edad, por eso le llamaba bajo el calificativo “Don”, sin embargo Alberto y yo tenemos casi la misma edad, 29 años. Pero su historia es diferente: dejó a sus dos hijos en el departamento de Sololá, ubicado al occidente de Guatemala, y la responsabilidad e ilusión con la que habla acerca de su familia, me hizo pensar distinto.
Don Alberto es uno de los miles de inmigrantes guatemaltecos que cada año cruzan la frontera. Su objetivo es como el de muchos: buscar una mejor vida para los que dejó del otro lado, aquellos quienes esperan pacientemente su regreso.
Cuando llegó a New York consiguió trabajo en un restaurante, donde es fácil conseguir un empleo, pero es demasiado explotado. Hay distintos puestos: cajero, mesero, lavaplatos, cocinero, chef, “delivery boy”, ayudante de cocina, etc. En la mayoría de los casos hay que trabajar turnos de 13 horas por 6 a 7 días a la semana, tener bicicleta, experiencia en cocina, saber algo de inglés y conocer las calles de la ciudad. Y así, poder ganarse la vida por un pago mínimo entre $7.25 a $13 la hora, más propinas. Sin embargo el pago depende del trabajo que se desempeñe y el tiempo que se lleva laborando en determinado restaurante. Como en cualquier negocio, hay jerarquías. Se inicia como dishwasher (lavando platos) o delivery boy (repartiendo comida), luego bus boy (recogiendo platos sucios); runner (llevando y sirviendo comida a los comensales); preparador: preparando y decorando platos; y cocinero, que ejerce el puesto del chef cuando este se ausenta.
Como la mayoría de inmigrantes, Don Alberto inició como delivery boy. Actualmente se desempeña como runner, dishwasher, delivery boy y busboy. Tareas que divide con sus otros compañeros de cocina. Recientemente aprendió a cocinar y pronto se convertirá en cocinero porque el actual regresa a su país, México, donde lo espera una niña de 3 años que aún no conoce. Pero esa, es otra historia.
Lograr el puesto de cocinero es una recompensa al esfuerzo. Si se quiere ver de esa manera. Significa ya no pelear con clientes insatisfechos, limpiar platos sucios, esquivar carros en el tráfico, salir a dejar comida a domicilio en bicicleta durante el invierno y a -7° C, o durante el verano aguantando 33° C. Ser cocinero significa estar a cargo del staff de cocina y hacerse responsable por lo que ahí sucede. Requiere de esfuerzo, interés y persistencia.
Como decía al inicio, esta es solo una pequeña parte de la historia de Don Alberto que aún no conozco, pero que decidí fotografiar un fragmento de su vida acá en New York, desde que sale rumbo a su trabajo hasta que termina sus labores y se marcha de regreso a casa, con la misma ilusión con la que inició su día.

Alberto vive en Jamaica, Queens, y trabaja en Manhattan. Para llegar a su trabajo es necesario tomar dos subway. Foto: Lou Aguilar González.

Antes de subirse al tren se detiene en un puesto de tamales, donde Alberto compra su desayuno. En esa ocasión me invitó a un tamal. Foto: Lou Aguilar González.

El camino hacia su trabajo es largo. Tiene que salir muy temprano para esperar y subirse al tren subterráneo. Foto: Lou Aguilar González.

El viaje en tren puede durar hasta 2 horas de recorrido. Foto: Lou Aguilar González.

Alberto saliendo de la estación del segundo tren después de aproximadamente hora y media de recorrido. Foto: Lou Aguilar González.

Al llegar a su trabajo se cambia la camisa y está listo para iniciar su día laboral a las 9am. Foto: Lou Aguilar González.

Se alista para su primer delivery (comida a domicilio) del día. Foto: Lou Aguilar González.

Trabajar como Delivery Boy en Manhattan no es nada fácil. Se tiene que conocer la ciudad y ser precavido para no tener un accidente. Foto: Lou Aguilar González.

Parte de su trabajo es también lavar y secar platos. Foto: Laou Aguilar González.

En ausencia del chef, Alberto ayuda en la cocina y prepara la comida para un delivery. Foto: Lou Aguilar González.

A las 11:30PM Alberto limpia la cocina del restaurante colombiano para el que trabaja. Finaliza en la madrugada y toma de nuevo el tren para regresar a su casa. Foto: Lou Aguilar González.

Después de 3 días para tratar de documentar cómo es un día de trabajo en la vida de Alberto, le agradecí por permitirme documentarlo. Nos despedimos y esta fue la última foto que le tomé. Foto: Lou Aguilar González.