Un diario fotográfico en medio del Covid-19 desde Santa Cruz del Quiché
El quinto *diario fotográfico en medio del covid-19 está a cargo de Cristian Suy (1991), maestro de educación musical y con estudios en filosofía y sociología. Actualmente se dedica a acompañar proyectos culturales y artísticos de forma independiente. Vive en ciudad de Guatemala, pero las primeras semanas de abril las pasó en Santa Cruz del Quiché, municipio al que llegó en medio de las restricciones de los viajes interdepartamentales. Desde Santa Cruz, escribió y captó las fotografías.
“Superamos un mes de aislamiento con las mismas preguntas de fondo: ¿cuánto tiempo más durarán las restricciones? ¿Qué nos espera al otro lado del aislamiento?”.
Texto y foto: Cristian Suy
Recibí la noticia de las medidas de prevención en la ciudad capital, sin mucho asombro y sin dimensionar el alcance que la pandemia tendría en la vida que conocía. El primer impacto directo vino con la cancelación de eventos públicos de todo tipo en el país. Intentando prevenir una rápida propagación del virus y un colapso del sistema de salud.
Las medidas significaban cancelar varios proyectos en los que había estado trabajando, lo que anunciaba dificultades económicas a corto plazo y por tiempo indefinido.
Con el aumento de las medidas restrictivas y, condiciones que no prometían mejorar pronto, tuve que dejar el apartamento en el que vivía en zona 1. Decidí viajar a Quiché para instalarme en casa de unos amigos que me ayudarían con la planificación de algunos proyectos. Es desde este lugar donde escribo estas impresiones y trabajo en nuevos proyectos.

Santa Cruz del Quiché, Guatemala. Foto: Cristina Suy.
Llegué a Santa Cruz del Quiché el 4 de abril, en medio de las restricciones para el servicio de transporte público, unas horas después, el presidente anunciaba en cadena nacional la restricción de los viajes interdepartamentales por medio de cualquier transporte. Había llegado gracias a varias personas que me recogieron en el camino y ahora no podría regresar a la capital por ningún medio.
En Quiché las autoridades departamentales habían tomado algunas normas preventivas, como la instalación de puestos de registro en las entradas de los municipios. Allí se tomaba la temperatura a los viajeros, se verificaba el uso de mascarillas y se desinfectaba los vehículos que ingresaban. En el pueblo, el ambiente oscilaba entre un ligero temor por el aumento de contagiados y la frágil calma por no contar con casos identificados en el departamento.
Los días transcurren de forma impredecible, una extraña cotidianidad se vive por las calles y los efectos del aislamiento social empiezan a ser evidentes. Una plaza central acordonada, un mercado cerrado, transeúntes con mascarillas y policías con gel antibacterial en la entrada de los pocos comercios que se encuentran abiertos son el paisaje que ha sustituido a los concurridos días de plaza que se realizaban los jueves y domingos. El resto de la semana, el mercado se llena de vendedores de mascarillas doble forro de Q5, de pequeños puestos de hierbas y frutas, de radios y televisores que transmiten noticieros nacionales o internacionales y pequeños grupos de compradores que buscan los víveres de la semana al mejor precio.

Una señora vende verduras y fruta afuera de su casa. Foto: Cristina Suy.
Por las carreteras pequeños grupos de personas caminan varios kilómetros para llegar al casco urbano, a las afueras de los bancos hay pequeñas filas con personas que esperan su turno para cobrar sus remesas y pagar servicios básicos. Algunas personas han optado por vender sus productos en las puertas de sus casas, para evitar las aglomeraciones. Me sorprende notar que, al igual que en la capital, los temores y los rumores son constantes.

Cristian Suy.
Se habla de los primeros alzamientos de banderas blancas solicitando víveres, de los despidos masivos de familiares y vecinos, y del aumento de actos delictivos. Superamos un mes de aislamiento con las mismas preguntas de fondo: ¿cuánto tiempo más durarán las restricciones? ¿Qué nos espera al otro lado del aislamiento?
Estas fotografías que he tomado con mi teléfono durante las ocasiones en las que he salido en busca de víveres, me hacen pensar sobre los efectos globales de una pandemia y la eterna tensión entre quienes pueden detenerse a dar un respiro y quienes no pueden parar nunca.
*Editor: Diego Silva