Pamela Guinea: “Hacer valer mi voz no ha sido fácil”

Pamela Guinea (1978) es diseñadora gráfica, editora y productora cinematográfica. Como diseñadora y editora inició en el campo literario con la editorial de su familia, Magna Terra, que acaban de cumplir 24 años de vida. Sus primeros pasos en producción de cine los dio en el 2003, cuando ayudó en un cortometraje a su entonces pareja, Julio Hernández, que estaba empezando su carrera en el cine. A partir de ahí se fue involucrando en la producción. Co-fundó en Guatemala la empresa productora Melindrosa Films: Gasolina (2008), Las Marimbas del Infierno (2010), Polvo (2012) y Hasta el sol tiene manchas (2012), entre otras. Desde el 2008 ha estado detrás de catorce producciones cinematográficas.
Actualmente, desde su empresa Cine Murciélago desarrolla proyectos como Nosotros dirigido por Joaquín Ruano; Roza largometraje ficción dirigido por Andrés Rodríguez e Insular, largometraje ficción dirigido por Federico Adorno. Además, es presidenta de la Asociación Guatemalteca del Audiovisual y la Cinematografía, AGACINE. Esto no ha sido fácil. Luchar con el machismo dentro de la industria del cine ha sido complicado, Pamela me cuenta que estando en México, trabajando en producción, un integrante del crew le dijo que no recibiría ordenes de una mujer.
¿Cuales han sido los desafíos que has encontrado en el cine?
Para mí de las cosas más difíciles ha sido hacer valer mi voz. Decir tómenme en cuenta, escúchenme, yo también tengo algo que decir. No sé si por ser mujer. No sé si porque yo misma he ido en el camino creciendo y aprendiendo. Son varios factores. Hacer valer mi voz no ha sido nada fácil. Hacemos el trabajo el cual queda bastante invisibilizado, hay mucha proyección para el director, que generalmente eso es común y tiene el reflector. Todos los demás quedan un poco al margen cuando el cine en realidad es un trabajo en equipo. Otro gran reto ha sido trabajar en producción de cine siendo mamá, no fue fácil.
Bajo esa perspectiva, continúa siendo un desafío para las mujeres…
Por supuesto. Una de mis maestras y directora de cine, María Novaro, que yo fui productora de su película Tesoros, decía: “para los hombres es bien fácil. Dirigen, llegan cansados y se duermen. Para la mujer no, llega cansada y le toca hacer loncheras y preparar el uniforme”. Siempre que tengo que ausentarme para un rodaje tengo que hacer malabares para ver quien me cuida a mis dos hijas, cuando si eres hombres, no tienes nada más qué hacer que levantarte e ir al rodaje.
Hay más mujeres dirigiendo y produciendo cine…
En dirección tenemos a Camila Urrutia, Anaïs Taracena, Izabel Acevedo, Verónica Riedel, pero también en puestos de producción, foto, arte o actrices contando historias interesantes, que es otra mirada. Visto desde una mujer es importante.
Desde la fundación de AGACINE, es primera vez que una mujer es presidenta de la asociación…
No, Lucía Morán fue presidenta. Al principio no estaba tan convencida de aceptar. Lo platicamos entre todos, incluso con Sergio Ramírez que era el presidente anterior. Al final me di cuenta que era necesario aportar desde una mirada femenina al gremio.
¿Cómo ha cambiado desde que tomaste el cargo en AGACINE?
Creo que estoy más acompañada. Somos una junta directiva bastante participativa. No sé si la anterior lo era, prácticamente no habían tantas personas. Sergio era el único caballito de batalla, es complicado, uno se desmoraliza. No es fácil. No contamos con recursos. Mucha gente nos confunde como una institución del Estado; qué somos parte de la Unidad de Cine lo cual no es cierto, o que somos parte de Casa Comal. Somos una asociación independiente, cineastas representando a cineastas, y la idea es unirnos para luchar y lograr una la ley de cine que se encuentra estancada en el Congreso; buscar mejores oportunidades y apoyos. Hay compañeros que han echo muchos esfuerzo; Sergio Ramírez, Joaquín Ruano, Elías Jiménez, y se ha logrado el regreso de IBERMEDIA a Guatemala lo cual sí fue un repunte de producción. Se logró la Unidad de Cine que es parte del Ministerio de Cultura, pero tiene muchas trabas que dificultan la realización de proyectos.
Lo que queremos nosotros desde AGACINE es buscar una ley completa que no se limite únicamente a una comisión de filmaciones. Queremos cuidar lo propio, lo nuestro. Contar nuestras propias historias y que se apoye. Hay mucha gente que quiere la ley pero tenemos que ponernos de acuerdo y seguir hablando. Sin embargo la situación política del país lo ha dificultado.

Foto: Andres Silva
¿En Guatemala se piensa en cine como industria o en cine independiente?
Aún no somos una industria. La idea es que sí seamos una industria, pero no tenemos una ley que regule. El estado tiene la obligación de apoyar iniciativas culturales. Hay apoyos pero muy esporádicos.
El cine es un arte muy caro. Se hacen películas desde 3 a 5 mil dólares lo que uno desembolsa, no lo que cuesta la película. El monopolio de exhibidores no permite otras alternativas. Está la casa del cine que es como aire fresco. Pero un exhibidor independiente no solo de películas guatemaltecas no hay, además tiene que luchar para entrar a un medio que te cobra un VPF carísimo (tarifa por copia digital que las empresas distribuidoras y proveedores de contenido deben pagar a las salas de cine cada vez que colocan una copia de su película) semanal se quedan con el 60% de tu taquilla. Entonces haces tu película, pero no la puedes exhibir. Al final es en el extranjero donde más se aplaude tu trabajo. Pero fíjate que en FILGUA, la iniciativa fue vender libros de cine y películas nacionales y el 65% de las ganancias fueron de cine nacional. Eso refleja que nos queremos ver en pantalla, nos urge vernos, reflejarnos, reconocernos. Necesitamos exhibir más nuestras producciones y que la gente vaya a verlas. Crear la industria de ir a ver nuestras películas.
¿Y eso se podría regular con una en la ley de Cine?
Cuotas de pantalla pero eso es meternos en camisa de once varas, no es el momento de hacerlo. Hay prioridades y otras urgencias.
¿Cómo nos estamos contando en el cine?
Cada quien cuenta lo que ve, lo que siente como cualquier artista o escritor. Sacar sus demonios, lo que quiere contar está ahí en pantalla el resultado. Alguno les gustará a otros no, pero así es el cine y la cultura en general
¿Se hace más películas o documentales en Guatemala?
Creo que es parejo. Ficción quizás hay un pequeño auge y documentales pequeños e independiente, pero si hay bastante producción.
¿La crisis política afecta a la cultura?
Se estancan las actividades culturales y todo se concentra en salir de ésta crisis que no le veo salida. Es algo grabe lo que esta pasando. Es desesperanzador. Afecta porque la cultura no esta disociada de lo política y económico. Toda transformación social y política esta acompañada de una transformación cultural. Dejan de ver a la cultura como algo importante y fundamental para la sociedad. No hay un proyecto de cultura, es urgente no solo en el cine sino en la cultura en general. Es un bien de exportación del país.