Àbadakone (Fuego continuo), es una exposición global de arte contemporáneo indígena que se inauguró el pasado 7 de noviembre en la Galería Nacional de Canadá con más de 70 artistas de 40 naciones indígenas en 16 países, incluidos Australia, India, Nueva Zelanda, Nigeria, Noruega, Rusia, Sur África y Estados Unidos.
De Guatemala fueron invitados Fernando Poyón, Edgar Calel ambos de San Juan Comalapa, Chimaltenango, y Manuel Chavajay de San Pedro la Laguna, Sololá. Los tres artistas hablan, cuestionan y resignifican el arte desde su cultura originaria. A cada uno le pedimos que nos hablara sobre su obra. Además, Fernando y Rita Palacios nos comparten fotografías de la exposición.
Fernando, el único artista de Guatemala que pudo asistir a la inauguración nos relata que, a pesar de no poder interactuar con otros artistas o a cercarse a sus obras por las barreras del idioma, notó mucha conexión con el arte indígena contemporáneo que se está llevando a cabo en Guatemala: “En los tejidos que forman parte de la exhibición, los patrones, los símbolos y el uso de colores me pareció compartir mucho con los tejidos de nuestros pueblos. Después de recorrer la exhibición con alguien que me tradujo las descripciones que acompañan a cada obra, descubrí que muchas de las vivencias y preocupaciones de otros pueblos originarios son similares a las nuestras, ya sea una preocupación por la devastación de la naturaleza y de las formas de vida indígena o la resistencia a regímenes coloniales, violentos que nos separan de nuestros lugares y de nuestras comunidades”, explica Fernando.
Fernando Poyón
Una luz, una sombra consiste en crear una nueva geografía que reordena las iconografías a partir de sus formas orgánicas, logrando de esta manera un repensar de nuestras relaciones territoriales en términos sociológicos, económicos, políticos y ambientales en el que las implicaciones del mundo global “norte/sur” y los “países occidentales y no occidentales” quedan anuladas. Es en este mismo espacio donde el producto neutro del conocimiento científico a través del cual la mentalidad colonial buscó “organizar” y controlar el territorio, desaparece. De esta manera se generan nuevas posibilidades de vernos y organizarnos, en donde las fronteras no son ordenadas con rigidez y donde el pensamiento cruza esos límites constantemente.
En general, mi obra trata con el tipo de relaciones existentes en nuestros pueblos y las nuevas formas practicadas actualmente a nivel global, desde lo social, cultural, histórico y político. Mi enfoque ha sido en los autores de esas nuevas formas, su intención y su público. Todo ello significa vivir desde aquí y ahora, no sólo como formas de resistencia, si como maneras de afirmar valores que sustentamos frente al mundo y de las posibilidades de relacionarse geopolíticamente, a través de mapas, banderas, lápices y ciudades, símbolos creados y construidos por el propio ser humano.
En mi caso fue a través de la galería Rofa Projects de Maryland que estoy mostrando mi obra, Una luz, una sombra (2017).
Edgar Calel
El rostro de la tierra que mis pies vieron (2014), es el nombre de la obra de Calel.
En junio de 2014, Edgar Calel caminaba en tierras indígenas de una comunidad guaraní kaiowa, ubicada entre Brasil y Paraguay. Entre las cosas que llevaba había semillas de maíz y frijol y semillas de hierbas y de calabazas. La idea de llevar esta semilla era para que la gente las sembrara en esa tierra de color rojo que ellos recién habían recuperado.
“Así surgió la idea de pedirles que me regalaran la huella de sus pies sobre las hojas de un cuaderno. Con este gesto afirmamos nuestra manera particular de ver y hacer la vida, junto a la tierra y las semillas que sostienen nuestra existencia y autonomía.
Coincidir en el tiempo
Cruzarnos y repasar los caminos con los pies descalzos
Alimentarnos de la misma abóbora (calabaza)
Recibir la sombra de un mismo árbol
Comprender que nuestras raíces están vibrando en nuestro rostro cuando un viento sutil tiene contacto con charcos de agua que dejó la lluvia donde nos vemos reflejados”.
Manuel Chavajay
Las obras: Rujawal ya’ (2016), Los desaparecidos (2016), Oq Ximtali, (2017, video instalación, performance) son las piezas que Chavajay expone. Partiendo desde la oralidad y la memoria. El artista nos comparte una breve explicación de cada una de sus obras.
Rujawal Ya’ (2016)
Investigando sobre el Nagual del Lago con abuelos, abuelas, narración de sueños de diferentes personas, cuentan que Rujawal Ya’ (nagual del Lago) es una mujer de gran tamaño, pero, nadie ha visto su rostro. Entonces lo que yo hago es representarlo con el textil y el remo que nos sirve para desplazarnos.
Los Desaparecidos (2016)
Tengo una fascinación con el paisaje de cómo puedo seguir provocándolo, culturalizando.
En memoria de los torturados, desaparecidos. El conflicto armado fue la historia que arrasó a nuestros pueblos Mayas, políticas de gobiernos de ese momento, herida que aún no terminamos de sanar, nuestros padres lo tienen presente en el silencio y les duele recordar.
Utilizo agua, cayucos y reflejo de personas para seguir contando la historia de un mundo que ha creado fronteras fiscas y sicológicas.
OQ XIMTALI (Video performance)
Invité a un grupo de pescadores, les pedí que se amarraran entre ellos y luego remaran.
Esperando que entre ellos se coordinaran para que se pudieran desplazarse o que alguien se le ocurriera desamarrarse, cosa que no pasó. Y me pregunto ¿por qué? Estamos a acostumbrados a recibir órdenes y sin importar si estas órdenes nos traerán problemas.
Actualmente estamos afrontando consecuencias políticas, gobiernos que están saqueando a nuestro país, un sistema que no funciona para todos y todas, una educación precaria, una salud mediocre; en fin, entre otras cosas nos están invadiendo y cambiando la forma de pensar.
Àbadakone – Fuego Continuo
En 2008, la Galería Nacional de Canadá ubicada en Ottawa, creó un Departamento de Arte Indígena. En 2013 nace un proyecto de exhibiciones únicas de arte indígena internacional contemporáneo creadas por artistas indígenas de todo el mundo. El primero en realizarse se nombró Sakahàn, que significa encender un fuego en el idioma de los pueblos algonquinos (nativos de Canadá). La muestra contenía unas 150 obras de más de 80 artistas contemporáneos de disciplinas diferentes de 16 países.
Seis años después vuelven a hacerlo con Àbadakone – Fuego Continuo. Según los organizadores, no hay otras exhibiciones (contemporáneas) que tengan este tipo de alcance a nivel internacional. La muestra abarca todas las disciplinas, pintura, escultura, performance, video de instalaciones, fotografía, entre otras.
Para la gran mayoría de los artistas que participan, están exhibiendo en la Galería Nacional de Canadá por primera vez.
Durante casi cinco meses que durará esta masiva exposición, explora la creatividad, las preocupaciones y la vitalidad del arte indígena de prácticamente todos los continentes. Àbadakone está dirigida por los curadores de la Galería Nacional de Canadá Greg A. Hill, Christine Lalonde y Rachelle Dickenson, con el asesoramiento de los curadores Candice Hopkins, Ariel Smith y Carla Taunton, así como por un equipo de asesores de todo el mundo.
La exhibición inició el pasado 7 de noviembre en el Gran Salón de la Galería Nacional de Canadá, y estará abierta hasta el 5 de abril de 2020.